Rotura del bíceps femoral

La rotura del bíceps femoral es bastante frecuente entre los deportistas. Por ello, en esta artículo, explicaremos de que se trata, sus síntomas, y sus posibles tratamientos.

El musculo bíceps femoral forma parte de lo que conocemos como isquio-tibiales, que son los músculos situados en la parte posterior de la pierna, compuesto por tres músculos: semi-tendinoso, semi-membranoso y bíceps femoral, este último compuesto por una cabeza larga y una cabeza corta. Los tres están originados en el hueso iliaco, más concretamente en el isquión (formando un tendón común isquio-tibial) y van a dirigirse a la tibia, menos el bíceps femoral que va a insertarse en la cabeza del peroné. Es por esto que hay quien en lugar de llamarlos isquio-tibiales, les llama isquio-tibio-peroneales o isquio-surales.

Centrándonos en el bíceps femoral hay que decir que es el musculo más lateral de la parte posterior de la pierna y está compuesto por dos porciones:
– Porción larga: inserta en la tuberosidad isquiática por medio del tendón común.
– Porción corta: inserta en línea áspera del fémur.

Su inervación depende del nervio ciático (L4-L5-S1-S2). Su función es doble, es flexor de rodilla, extensor de la cadera y rotador externo de la pierna (gesto de lesión de Dembelé). Hay que decir que los isquio-tibiales son músculos que tienden a la fibrosis o acortamiento. En una visión ecográfica se aprecia los numerosos septos que presentan estos músculos, por lo que tienden siempre al acortamiento muscular. De ahí la importancia de los estiramientos y el trabajo excéntrico de esta musculatura, ya que su acortamiento favorecerá posibles roturas, y afectara también a la biomecánica de la pelvis y el raquis lumbar, como ya hemos visto, se originan en el hueso isquion(pelvis).

En el mundo del deporte esta musculatura está muy implicada en la frenada, saltos, patadas y la carrera. Su mecanismo de rotura habitual es por una contracción excéntrica brusca, tal y como sucede en el caso de la lesión de Dembelé.  El futbolista en el momento de la lesión ejerce un trabajo excéntrico brusco en la frenada y además al tener que hacer una flexión de cadera previa al golpeo, que predispone a los isquiotibiales a una situación de estiramiento (excéntrico) y acto seguido una contracción para golpear el balón, es entonces cuando se produce la rotura.

Síntomas.

El futbolista que se ha roto, a menudo es típico escuchar un chasquido, y acto seguido llevarse la mano al culo, lo que sucedió con Dembele. La rotura puede ser del tendón proximal, es decir, tendón común (insertado en el isquion), de la fibra muscular, o del tendón distal (insertado en cabeza del peroné). El síntoma típico de la rotura del tendón proximal del bíceps femoral es un dolor intenso y agudo en la parte posterior del muslo, hacia la cara lateral e impotencia funcional. El nervio ciático,  sale de la pelvis lateralmente al isquion y pasa muy cerca de este tendón, por lo tanto, esta rotura puede causar más molestias de lo habitual, dado al compromiso que tiene con el nervio ciático. Además hay que controlar mucho la recuperación dada la posibilidad de fibrosis que puede producirse en la zona del nervio ciático.

¿Cómo tratar la rotura del bíceps femoral?

El tratamiento es quirúrgico siendo importante que la operación se efectúe a las 24-48 horas para lograr una óptima y rápida recuperación. Si la cirugía se realiza en el plazo óptimo, los resultados suelen ser muy buenos, recuperando la mayoría de los pacientes la vuelta a su actividad física.

La cirugía consiste en el anclaje del tendón mediante sutura a su zona de inserción.

El tratamiento fisioterápico que llevamos a cabo en Clínica Campos para este tipo de lesiones  consiste en reducir la inflamación y el dolor, relajar la musculatura, realizar movilizaciones neurodinamicas del nervio ciático. Control ecográfico de la zona de cicatrización con o sin Electrolisis(EPI), Neuromodulación percutanea, Punción Seca. Trabajo dinámico de la musculatura. Control motor, revisión de las estructuras adyacentes, espalda, cadera, pelvis, rodilla, tobillo y pie. Una vez la rotura haya consolidado entraríamos en la fase de readaptación, en la que por medio de nuestro readaptador deportivo se comienza a pautar un trabajo específico, con un aumento progresivo de la carga y unos ejercicios adaptados al deporte del jugador, con el fin de conseguir un salto al terreno de juego en un estado de forma óptimo.

Con esto vamos a conseguir algo súper importante para nuestro equipo, que es, el reducir al mínimo el riesgo de posible recaídas del deportista.

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